Mostrar al joven que lo que le pasa no es nada raro, es más es algo maravilloso

A un año del portal vocacional buscalgomas.com, entrevista con su creadora Noemí Sáiz

Por Nieves San Martin

MADRID, 25 de enero de 2013 (Zenit.org) – Hace un año largo que se creó en España un portal vocacional, de orientación a la vida religiosa o al sacerdocio, con un concepto nuevo: unir al mayor número posible de realidades y carismas que puedan responder a la búsqueda de quien no ha decidido su vocación o que ni siquiera se la ha planteado. Ubuen número de institutos de vida religiosa apoyaron la creación del portal buscoalgomas.com, lanzado el día de la Inmaculada de 2011.

Ha pasado un tiempo para evaluar y consolidar la experiencia (ver: http://www.zenit.org/article-41360?l=spanish). Para saber cómo ha ido hemos entrevistado aNoemí Saíz, creadora y mantenedora del portal.

Ha pasado un año largo desde el lanzamiento de la iniciativa. ¿Qué ha sido lo más gratificante de la experiencia? 

–Noemí Sáiz: La verdad es que el año ha estado lleno de sorpresas. No esperábamos para nada la gran repercusión del proyecto, el eco en los medios, el apoyo de tantos institutos, la vida de nuestras redes sociales… Pero, sin duda, lo que nos produce una enorme gratificación es ver que sigue habiendo jóvenes que buscan “algo más” en sus vidas. Son jóvenes muchas veces llenos de miedos y cargados de incertidumbres… pero que saben, incluso cuando no se atreven a confesárselo a ellos mismos, que Dios les está pidiendo “algo más”.

Es asombro darnos cuenta de que, con nuestras enormes limitaciones personales, con nuestros escasos recursos (pues los costes son bajísimos para que todos los institutos puedan entrar a formar parte del proyecto), nos hemos convertido en “pequeños instrumentos de Dios” para mostrarle a algún joven que, lo que le pasa, lo que siente, no es nada raro, es más es algo maravilloso. ¡Eso es lo más gratificante de todo!

Esos jóvenes responderán o no a eso que están sintiendo, eso ya no es asunto nuestro, pero el que tan solo un joven pueda darse cuenta de lo que Dios le está diciendo a gritos, gracias a nuestra pequeña aportación, ya justifica cada uno de nuestros pequeños esfuerzos.

¿Cómo hacen para incorporar a nuevas congregaciones, institutos, etc? ¿La iniciativa parte de ustedes o son ellos los que se ofrecen a entrar? 

–Noemí Sáiz: Depende de los casos, inicialmente sí que hemos sido nosotros los que, uno a uno, hemos ido poniéndonos en contacto con muchos de los institutos que forman parte del portal. El proyecto no se conocía (ni existía al principio) y teníamos que mostrarlo, darlo a conocer para que se animasen a apoyarnos.

Actualmente, son ellos los que nos llaman. Se lo cuentan unos a otros, lo ven en algún medio de comunicación, en las redes sociales, entran, les gusta y nos piden información sobre cómo unirse a nosotros.

¿Piensan ampliar el portal a vocaciones en la Iglesia no consagradas?

–Noemí Sáiz: La “idea” surgió ante una necesidad existente: por parte de los jóvenes de conocer “este tipo de vida”, prácticamente inexistente para ellos; por parte de los institutos de dar a conocer lo que son y lo que viven y, sobretodo, por qué son y viven así.

Es cierto que hay otras vocaciones, como el sacerdocio, que tendrían también su cabida dentro del portal… pero vamos paso a paso.

Háblenos de la experiencia de orar juntos por las vocaciones consagradas

–Noemí Sáiz: Cuando llevábamos casi un año de andadura por la red, nos dimos cuenta de que nuestra presencia en el mundo virtual había sido, y sigue siendo, algo bueno, necesario… pero se quedaba “pequeño”.

Es estupendo poder conocer a gente con tus mismas inquietudes, con tus mismas ilusiones, por medio de la red, de las redes sociales. Es genial pero, llegados a este punto, también nosotros (los institutos, los creadores y promotores de la web y los mismos jóvenes que pululan por este mundo virtual nuestro) vimos la necesidad de “algo más”.

El entorno de oración nos pareció el más adecuado y la realidad de la Vida Consagrada y el sentido de búsqueda, el nexo común de todos los que sentíamos esta “necesidad”. Nos pusimos manos a la obra.

El último viernes de cada mes nos reunimos solteros, casados, consagrados, buscadores… hoy por hoy solo en Madrid, nos ponemos cara y nos acercamos a Aquél que, a fin de cuentas, “sabe más” y “se encarga” de todo. Es una experiencia muy especial, íntima y sencilla, muy de Iglesia.

¿Qué esperan de este nuevo año?

Me parece que lo más importante, el comienzo, está hecho. Nuestro reto es seguir recibiendo visitas, porque cada visita al portal es alguien que recibe una información de la Vida Consagrada que no tenía. Eso ya sería más que suficiente. Para ello tenemos que seguir inventando, moviéndonos, animando…

También vemos muy importante seguir creciendo en las redes sociales, que es nuestra “parte viva”, donde nos damos a conocer de forma más actual, al momento, día a día, donde pueden hablar con nosotros de forma casi instantánea y se establecen relaciones, vínculos.

Por último, conseguir que ese paso de lo “virtual” a lo “personal”, con nuestros encuentros de oración, pero también por medio de convivencias… se vaya afianzando.

En fin lo importante es seguir escuchando y trabajando por lo que creemos, vivimos y sentimos.

Renovar nuestra fe en la vida eterna

Evangelio

Del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida».

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?».

Jesús les dijo: «Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por Él, así también el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre». Palabra del Señor.

Oración introductoria

Jesús, gracias por ofrecerme el Pan que me lleva a la vida eterna y por darme hoy la gracia de poder tener este momento de intimidad contigo en la oración. Quiero ser fiel, suplicar y apreciar permanentemente tu gracia, para ser un auténtico discípulo y misionero de tu Reino.

Petición

Dame, Señor, el don de la perseverancia final.

Meditación
Renovar nuestra fe en la vida eterna.

«¿Por qué tememos la muerte? ¿Por qué la humanidad, en su mayoría, nunca se ha resignado a creer que más allá de ella no haya simplemente nada? Diría que las respuestas son muchas: tememos la muerte porque tenemos miedo de la nada, de este partir hacia algo que no conocemos, que nos es desconocido. Y entonces hay en nosotros un sentimiento de rechazo porque no podemos aceptar que todo lo que de bello y de grande ha sido realizado durante toda una existencia sea eliminado de repente, caiga en el abismo de la nada. Sobre todo, sentimos que el amor reclama y pide eternidad, y no es posible que sea destruido por la muerte en un solo momento.

También tenemos temor ante la muerte porque, cuando nos encontramos al final de la existencia, existe la percepción de que hay un juicio sobre nuestras acciones, sobre cómo hemos llevado nuestra vida, sobre todo en esos puntos sombríos que, con habilidad, sabemos a menudo quitar o intentamos quitar de nuestra conciencia» (Benedicto XVI, 2 de noviembre de 2011).

Reflexión apostólica

«El Movimiento anima a sus miembros a participar en la celebración eucarística que se ofrece todos los años por el eterno descanso de los miembros que han fallecido. Esta misa se celebra durante la octava de la conmemoración de los fieles difuntos en todos sus centros» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 457).

 

Propósito

Para no temer a la muerte, permanecer en Cristo participando frecuentemente de la Eucaristía.

Diálogo con Cristo

Señor, hoy que se recuerda a las fieles difuntos, quiero hacer algo por ellos, especialmente por aquellos que más amo y que aún están en el purgatorio. Te ofrezco mi próxima Eucaristía y mi sacrificio para crecer en el amor y para que todas las almas en el purgatorio pronto puedan gozar de Ti en el cielo.

 

«La perseverancia final es una gracia que Dios da, pero ustedes también juegan un papel importante en ella, porque su perseverancia depende de la fidelidad de cada día».

(Cristo al centro, cf n.1061).

http://meditaciones.regnumchristi.org/

«Me sentí como un producto, no como una persona». Habla una mujer que donó sus óvulos.

«»Su vida se ha convertido en una espiral de dolor. Alana, una chica de San Francisco (EE UU), fue concebida a partir de una donación de semen anónima y, en su juventud, ella misma recurrió a la donación de sus óvulos para sentirse más unida a su padre biológico. Ahora, no sólo sufre pensando cada día en el padre que nunca tuvo, sino en los hijos biológicos propios que otras mujeres crían en su lugar.

-¿Que sintió al saber que ha sido concebida a través de una donación de semen?
-Mi madre me lo contó cuando yo tenía cinco años, así que en cierta forma, siempre lo he sabido. Cuando era pequeña esto no significaba nada para mí. Los problemas comenzaron durante la adolescencia. Al conocer a gente de mi edad y ver cómo sus padres se relacionaban con ellos me hizo darme cuenta de todo lo que me estaba perdiendo al no tener un padre de verdad.
Sentía que no valía nada para los hombres. Los odiaba, pero a la vez buscaba desesperadamente que me amaran. Solía culparme de mi promiscuidad durante la adolescencia. Pero ahora sé que esto es muy común entre las niñas que no tienen la presencia de un padre. Me enfurece que a las niñas se les niegue intencionadamente la posibilidad de tener un padre, porque esto tiene un efecto muy predecible en su sexualidad: las estamos lanzando a la boca del lobo.

-¿Cree que su situación es similar a la de un hijo adoptado?
-La adopción es diferente. Mi hermana mayor es adoptada y creo que una de las mayores diferencias es que la adopción proporciona una relación de igualdad entre los padres biológicos y los hijos adoptivos. Tener un padre biológico cuando el otro padre no tiene ninguna relación biológica con el hijo crea mucha tensión, y creo que es la causa de que haya un mayor porcentaje de divorcios entre las familias con hijos concebidos a partir de donantes. La adopción es mucho más estable para los matrimonios.

-¿Recomendaría en algún caso acudir a una donación de óvulos o de semen?
-No lo recomiendo en absoluto. El uso de un donante no cura la infertilidad, lo único que hace es comprar el niño de otro. Si utilizas un donante para tener a ese niño que sueñas, casi seguro que ese niño al crecer soñará con conocer a su padre (o a su madre donante) y la posibilidad de reunirse con él o con ella puede que nunca llegue. Lo que estamos haciendo es transferir el dolor. Hay otras formas de dolor de las cuales los padres no son responsables y por eso pueden consolar a sus hijos; pero con este tipo de dolor, los padres no pueden consolar a sus hijos porque ellos mismos han causado ese dolor. Yo ya apenas hablo con mi madre.
A menudo pensamos en el bebé que anhelamos, pero estos bebés se convierten en adultos. ¿Estás dispuesto a guiar a los adolescentes y adultos jóvenes nacidos a partir de una donación? ¿Puedes asumir la responsabilidad de los principales tormentos de su vida? Los padres deben contestar a estas preguntas.

-¿Ha intentado alguna vez encontrar a su padre biológico?
-Estoy inscrita en el Regristro de Hermanos Donantes (www.donorsiblingregistry.com). No tengo suficiente información para buscarlo, pero llevo un año y medio escribiendo un guión sobre un viaje ficticio para encontrarlo. En los créditos he puesto la información que tengo de él. Espero que él se dé a conocer o aparezca alguien que tenga información sobre él.

-¿Qué sabe hasta ahora de su padre?
-Sé que es de ascendencia polaca, nacido el 26 de noviembre de 1952, especialista en Medicina Respiratoria, vivió en Los Ángeles, fue instructor de buceo, criado católico, tiene antecedentes de diabetes en la familia, tocaba la flauta. Pienso en él todos los días, pero no quiero perder el tiempo tratando de encontrarlo porque tengo miedo a que él o su familia me rechacen. Prefiero dedicar mi tiempo a forjar mi vida y crear mi propia familia.

-Hace unos años recurrió a la donación de sus propios óvulos para costearse un viaje a Polonia en busca de su padre. ¿Lo hizo sólo por dinero?
-También lo hice de un modo poético: por tener al menos una experiencia en común con mi padre. Quería saber cómo se vivía desde el otro lado. Ahora tengo dos hijos en alguna parte que dudo que llegue a conocer nunca. Pienso en ellos tanto como en mi padre.

-¿Qué siente ahora hacia sus hijos?
-Me encantaría conocerlos. Sé que uno nació en el mismo mes que yo. Mi mayor temor es que yo sea infértil o no tenga hijos y, a la vez, sé que tengo dos desconocidos que otras mujeres han tenido el privilegio de criar. He oído historias de mujeres que han donado sus óvulos y ahora son infértiles.

-¿Cómo se sintió durante el proceso de la donación de sus óvulos?
Me sentí como un producto, no como una persona. Aprendes rápidamente que tus características se pueden convertir en dinero en efectivo. ¿Ojos azules? Dinero al contado. ¿Licenciada en algo que suena importante? Dinero al contado. Fue probablemente una de las experiencias más deshumanizantes de mi vida.
En la clínica coincidió con chicas que donaban sus óvulos para pagarse una cirugía estética.
La superficialidad que rodea esta industria puede ser muy desagradable. Imagina que eres un niño y descubres que tu madre biológica era una donante de óvulos y que un mes después de “donar” su óvulo/niño, se puso unos implantes de mama. ¿Qué niño quiere ser regalado a cambio de algo tan superficial? No importa si nuestros padres estaban dispuestos a hipotecar su casa por nosotros. Todos los niños (incluidos los adoptados) quieren saber por qué sus padres biológicos les dieron o vendieron. Incluso los “buenos” usos del dinero no tienen justificación para nosotros.

-¿Ha sufrido consecuencias físicas después de donar sus óvulos?
-Síndrome de hiperestimulación ovárica. Tengo un dolor en el ovario derecho que ha persistido durante más de un año.

¿Qué piensa acerca del sistema de donación de óvulos y semen?
Creo que separar intencionadamente a un niño de uno o más de sus padres biológicos (por no hablar de los abuelos, tíos, hermanos…) es casi un crimen. Es una gran máquina de hacer dinero y de llevar alegría a los padres desesperados por tener hijos, pero las personas afectadas son los niños y nuestra opinión no se tiene en cuenta. Y como tenemos miedo de ofender a los familiares que sí tenemos no hablamos abiertamente del tema.
De hecho, la donación de óvulos se anuncia como una causa benéfica para ayudar a parejas que no pueden tener hijos.
Ellos confunden la realidad moral de la situación a través de un lenguaje inteligente. La realidad es que tú estás vendiendo a tus hijos biológicos. No tienes ni idea de si las personas que criarán a estos niños van a ser padres competentes. Todo lo que sabes es que tienen dinero y el deseo de tener hijos. Eso no es garantía de una buena infancia. Para los padres que utilizan los tratamientos de reproducción asistida no hay proceso de selección (como en la adopción).

-¿Cuál es su mayor temor en su defensa de los derechos de estos niños?
-Nunca pensé que al intentar explicarle a la gente que los niños quieren saber quiénes son sus padres biológicos y ser amados por ellos, mi lucha entraría en conflicto directo con algunos objetivos de la comunidad gay. Mi mayor temor es que la opinión de los niños sea silenciada porque va en contra del deseo de los adultos de tener hijos cuando no los pueden tener de forma convencional.

Isis Barajas/ Revista Misión

Así cambió la JMJ de Madrid la vida de tres jóvenes franceses

Este martes se abrió el plazo de inscripción para la JMJ de Río de Janeiro que tendrá lugar del 23 al 28 del próximo mes de julio, y el número uno de las fichas fue, obviamente, para Benedicto XVI. Pero aunque Brasil calienta ya motores para el acontecimiento, nadie ha olvidado España. Durante todo este mes se han sucedido las remembranzas de aquellos seis días, del 16 al 21 de agosto de 2011, que congregaron en Madrid a dos millones de jóvenes de todo el mundo.

El diario La Croix, propiedad de la conferencia episcopal francesa, también ha recogido testimonios al respecto. Entre ellos, tres muy diferentes, pero unidos por el profundo impacto que causó en sus vidas aquel evento.

Augustin, «el que se confesó con el Papa»
Augustin Deney, de 21 años, es quien tiene la historia más impactante que contar, pues no en vano fue uno de los cuatro jóvenes que pudieron confesarse con Benedicto XVI. No da detalles y habla de ello sin presunción alguna y con gran madurez doctrinal: «El sacramento es el mismo que podría haber conferido cualquier sacerdote». Aunque admite que algo sí le marcó para siempre: «Las palabras que el Papa me dijo«. Haber sido confesado por el Papa, bromea, le continúa sirviendo de tarjeta de visita para sus familiares y amigos, que le presentan com «el que se confesó con el Papa».

Se deshace en alabanzas al Via Crucis de la Plaza de Colón, por el ambiente, la música, la procesión-desfile: «Todo fue soberbio, un momento espiritualmente muy fuerte, el más fuerte que yo haya visto«, confiesa sentado ante una bandera española firmada por amigos que hizo entonces. Si el trabajo que compatibiliza con sus estudios de Ciencias Políticas se lo permite, estará en Río como peregrino.

Constance, «transformada» por los perseguidos
Constance Grandazzi, de 26 años, nada más volver de Madrid adquirió un mayor compromiso parroquial, en concreto la organización de conferencias, un proyecto que nació durante su estancia en España para la JMJ. Lo compatibiliza con su trabajo en una empresa de asesoría, en la que ingresó nada más terminar su máster en Humanidades.

Se perdió la JMJ de Colonia en 2005, a la que acudieron todos los jóvenes de su parroquia, y tenía una espina clavada que se sacó en la capital de España: «Quería participar para confirmar mi fe. No porque no fuese sólida, sino porque quería tomar la temperatura de la Iglesia«.

Durante la peregrinación conoció a jóvenes sirios e iraquíes, y entonces comprendió que lo que para ella era fácil, en otros países implicaba violencia y podía costar la vida. Con Jamil, joven sirio ahora aspirante al sacerdocio, mantiene contacto a través de Facebook. El contacto con los cristianos perseguidos la ha «transformado»: «Sabía por los periódicos lo que otros vivían, pero en Madrid comprendí el sentido de la compasión. Hoy asumo mejor mi fe. Ser creyente me hace feliz y no tengo miedo a lo que piensen los demás cuando expreso mis convicciones».

Élise, la saltimbanqui de Dios
Élise Marchal tenía 17 años cuando se embarcó en la aventura de ir a la JMJ dentro del grupo Los saltimbanquis de Dios, de la diócesis de Cambrai, que cada año representan una obra de teatro itinerante en torno a la fe, como la que hicieron sobre el sacerdote polaco Jerzy Popieluszko, asesinado por el régimen comunista en 1984.

El verano pasado ella y otros treinta compañeros hicieron en minibus 1500 kilómetros en la ruta hacia Madrid, convirtiéndose en una de las atracciones más comentadas por quienes, en el hormiguero de aquellos días, los tuvieron al lado dejando testimonio de su quehacer dramático. Evoca con especial cariño Burdeos, Salamanca… y Madrid: «Tuve la impresión de recibir una fuerza que nunca me podría llegar desde otro lado. Para mí, era evidente: Dios estaba allí«.

A su regreso fue duro volver al instituto: «Me sentía atrapada por el curso de la vida», lejos de la efervescencia vivida en Cuatro Vientos. Sin embargo, esa efervescencia se tradujo en responsabilidades: a la vuelta de aquel verano, asumió la dirección de un grupo de oración de diez jóvenes, «una forma de mantener viva la llama de la JMJ«. Y en Navidad, sus compañeros de Los saltimbanquis de Dios y ella hicieron un retiro en un monasterio belga.

Ahora hay en un su futuro «un gran punto de interrogación», afirma enigmáticamente: «Espero encontrar nuevas formas de vivir mi fe. Parto hacia lo desconocido. Pero tengo confianza».